La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.
El Artículo 2 establece la unidad de la nación española como base principal. De esta manera, afirma que todos los territorios que conforman España deben estar unidos y funcionar como una única nación. No obstante, la Constitución también reconoce y garantiza el derecho a la diversidad cultural, histórica y lingüística dentro de España. Por lo tanto, aunque se busque la unidad en términos generales, también se preserva y respeta el carácter distintivo de las diferentes regiones que la conforman.
Además, el artículo menciona que las autonomías o comunidades autónomas, que son entidades territoriales con cierto grado de autogobierno, tienen el derecho de gobernarse a sí mismas en cuanto a cuestiones internas. Estas autonomías están formadas por diferentes provincias y tienen sus propios estatutos de autonomía, que regulan sus competencias y funcionamiento.
En resumen, el Artículo 2 de la Constitución Española habla de encontrar un equilibrio entre la unidad de España como nación y el respeto hacia los derechos y diversidad de sus comunidades autónomas. De esta manera, se busca mantener la cohesión nacional preservando a su vez las particularidades de cada región.