El domingo 9 de junio de 2024 los españoles votamos en las elecciones europeas. Es un buen momento para recordar el derecho de voto y el derecho de los ciudadanos a participar en los asuntos públicos. Ambos derechos se encuentran regulados en el artículo 23 de la Constitución, siendo derechos fundamentales.

Estos derechos son básicos en cualquier democracia (si no hay posibilidad de votar, no es una democracia) pero tampoco implican, con su mera existencia, que estemos en una democracia. Hay numerosos ejemplos de países donde sus ciudadanos pueden votar (en algunos, están obligados a votar) pero sólo a una opción política. En otros, quien está en el poder falsea los resultados de las urnas para ganar siempre.

Así que votar no implica democracia. Pero sí es uno de los elementos necesarios para que la halla.

Artículo 23 de la Constitución

En el punto 1 del artículo 23 de la Constitución se entremezclan el derecho de voto y de participación política, con este literal: «Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal.»

Nuestra Constitución entrelaza ambos derechos para formar un todo, ya que en nuestra sociedad no concebimos el uno sin el otro.

Esta estrecha relación tiene mucho sentido: podemos votar y podemos presentarnos a las elecciones (ser votados). Si no se reconociera esta vinculación entre ambos y sólo pudiéramos votar, ¿a quién votaríamos? ¿Quién elegiría a los que se presentan a las elecciones?

Derecho de voto

El derecho de voto es un derecho fundamental, mediante el cual los ciudadanos elegimos a nuestros representantes en las instituciones democráticas. Lo conocemos también como derecho de sufragio activo. Es la forma más básica en que los ciudadanos podemos participar en las decisiones que nos afectan a todos.

Atrás quedaron los tiempos en que sólo votaban determinadas clases sociales, o los no tan lejanos en que las mujeres no podían votar.

Actualmente, todos los ciudadanos españoles mayores de edad en plenitud de nuestros derechos (es decir, mientras no conste expresa limitación judicial al respecto) podemos votar. Esta es la situación que conocemos somo sufragio universal.

En España tenemos elecciones nacionales, autonómicas, locales y europeas. En las nacionales y autonómicas sólo pueden votar quienes tengan nacionalidad española, sean mayores de edad y estén en plenitud de sus derechos civiles y políticos. En las locales pueden votar incluso personas sin nacionalidad española con residencia legal en España que estén empadronadas en el municipio correspondiente.

En las elecciones europeas votan todos los ciudadanos de la Unión Europea, conforme establece el artículo 39 de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea. Si son nacionales de la Unión, su país les reconoce ese derecho y residen en España pueden votar en España, si así lo solicitan.

En las elecciones europeas, los ciudadanos de la Unión elegimos a quienes nos representarán en el Parlamento Europeo, una institución clave en la toma de decisiones a nivel comunitario.

Derecho de participación ciudadana

El derecho de participación se conoce también como del derecho de sufragio pasivo. Mientras que en el sufragio activo realizamos la acción de votar, en el sufragio pasivo se recibe la acción de votar: se es votado por los demás.

Esto es una simplificación, ya que en realidad supone mucho más que «simplemente» presentarse a las elecciones. La participación ciudadana nos permite participar en los asuntos públicos, expresar sus opiniones políticas y contribuir a la formación de la voluntad democrática de toda la sociedad. Se trata de un derecho fundamental que corresponde a las personas, y no a los partidos políticos ni a ninguna organización, como quedó claro con la STC 36/1990, de 1 de marzo.

Se trata de un derecho tan importante que implica que quien sea elegido para ejercer esa representación no puede ser «quitado» del cargo salvo por los casos previstos en la ley. Por eso, una vez se jura el cargo, éste es personal y no de los partidos políticos, que no pueden quitar a los díscolos. Sólo el poder judicial, conforme a la ley, puede hacerlo.

Este derecho es necesario para la salud democrática de nuestra sociedad, posibilita el debate político y fortalece las instituciones.

Importancia de las instituciones europeas

Para que veamos la importancia que tienen las instituciones europeas en nuestra vida cotidiana, vemos unos ejemplos:

  • Reglamento 2017/745 de productos sanitarios: gracias a esta norma tenemos un estándar común en toda Europa para la calidad y seguridad de productos sanitarios, lo que se demostró de gran utilidad durante la pandemia del COVID.
  • Protección a los consumidores: existen muchas normas que nos protegen como consumidores, y casi todas las que tenemos en España son consecuencia de la aplicación de normas europeas. Sin olvidar la constante actuación del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Casos como los de nulidad de cláusulas suelo y otras cláusulas abusivas con ejemplos muy claros y actuales.
  • Protección de datos: la vigente LO 3/2018 de protección de datos es consecuencia directa del Reglamento 2016/679. De hecho, hasta cita artículos y se remite a ellos directamente.
  • Ley 9/2017 de Contratos del Sector Público: la norma mediante la cual los diferentes entes del sector público compran bienes y servicios, gastando nuestro dinero público, es consecuencia de diferentes directivas europeas. El mismo nombre completo de la ley menciona esas directivas.
  • Directiva 2023/970 de igualdad de retribución entre hombres y mujeres: vigente desde el 07/06/2023 y pendiente de transposición en España (a fecha 24/05/2024).
  • El dichoso EURIBOR es establecido por el Banco Central Europeo, marcando si nos sube o baja la hipoteca a muchos españoles.

Son muchas las cuestiones que se deciden en Europa y que nos afectan a los ciudadanos. Por eso es necesario que estemos informados, que prestemos atención a los que se debate en el Parlamento Europeo. En este momentos, especialmente a los programas electorales de los diferentes partidos y agrupaciones que se presentan a las elecciones. Y no sólo a los colores de las banderas que hay en los mítines de cada uno de los candidatos.

Las elecciones europeas del 9 de junio de 2024 son una oportunidad para ejercer nuestro el derecho de voto y participar en los asuntos públicos. La democracia se construye con la participación de todos. Cada voto cuenta en la construcción de nuestra sociedad. Y recordemos que Europa nos influye mucho más de lo que creemos en nuestros derechos y vida cotidiana.

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